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Competencia de mercado y asimetrías de información

Ana María Montoya Economista, Red ProCompetencia

Por: Ana María Montoya | Publicado: Viernes 3 de noviembre de 2023 a las 04:00 hrs.
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Ana María Montoya

El barómetro de la confianza de Sofofa reveló que aún existe una gran diferencia entre la confianza que tienen los chilenos en las PYMES y en las grandes empresas (58 pts versus 35 pts), donde mientras quienes evalúan de manera positiva lo hacen por la oferta laboral y la estabilidad económica, las que lo evalúan negativamente lo hacen por la sensación de abuso, maltrato y corrupción.

Lo anterior nos remite a algo esencial. Y es que, para que los mercados funcionen correctamente, los consumidores deben constatar el bienestar que éstos les generan por sobre la sensación de abusos. Para lograr este objetivo hemos visto cómo las autoridades en los distintos ámbitos se han preocupado por reducir -no siempre con éxito-, fallas de mercado estructurales de la demanda que dificultan a los consumidores tomar decisiones más convenientes. El sector financiero es un reflejo claro de lo anterior y donde éstas se evidencian con mayor notoriedad, ya sea por problemas de educación financiera, costos de búsqueda, costos de cambio y creencias erradas.

“Hacer uso de las asimetrías en el mercado puede ser beneficioso en el corto plazo, pero en términos dinámicos no es beneficioso ni para las firmas ni para los consumidores”.

Han existido muchas regulaciones que apuntan a reducir las fallas de mercado desde el punto de vista de la demanda y que permitan obtener mejores condiciones: la obligatoriedad en la creación de indicadores que permitan comparar costos de créditos (CAE); la portabilidad financiera -que obliga a estas instituciones a hacer entrega de certificados entre oferentes para reducir costos de cambio del consumidor-; la Ley Fintech, que facilitará a los usuarios el uso de su información y así aumentar la competencia en el sistema financiero, entre otras.

Sin embargo, si bien los reguladores pueden hacer su parte, para que los consumidores realmente puedan beneficiarse de la competencia existente en el mercado, son las empresas y los incentivos que éstas imprimen en su interior y cómo implementan las regulaciones, lo que finalmente facilita o entorpece que se puedan traspasar los beneficios del mercado a los consumidores, no las regulaciones por sí solas.

Los problemas de asimetría del consumidor son muy antiguos. Un mercado que puede ser utilizado como ejemplo que termina con problemáticas que hoy amenazan su solvencia son las isapres. Ya en 2007 la FNE (Sentencia 57/ 2007) señalaba que era evidente que “existen costos que dificultan a los usuarios el cambiarse de Isapre, los que constituyen barreras de salida para los usuarios. Por un lado, es necesario destinar tiempo para poder comparar los distintos planes que ofrecen las otras Isapres y el costo de cada uno”.

Es crucial para aumentar la legitimidad y beneficios que los consumidores pueden obtener de una sana competencia en los mercados, que las empresas tengan claridad de las fallas estructurales de la demanda, y que, entendiendo, el comportamiento del consumidor, contribuyan a competir con información clara, transparente dando respuesta oportuna a los consumidores. Ello, pues hacer uso de las asimetrías puede ser beneficioso en el corto plazo, pero en términos dinámicos no es beneficioso ni para las firmas ni para los consumidores.

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